Decides unirte a los republicanos. Luego, te entregan un viejo fusil y te mandan al frente de Madrid. Allí, las trincheras se labran en la tierra como cicatrices en el alma. Los bombardeos son constantes, pero el espíritu de resiliencia sigue más fuerte que nunca. Un día, mientras estabas redactando un artículo acerca de la valentía de los milicianos republicanos, obtienes dos propuestas para difundir en la prensa: dirigir un pelotón en un ataque nocturno con el fin de retomar una posición estratégica alejada o infiltrarte en las líneas enemigas para conseguir información muy valiosa para tu bando. ¿En cuál te arriesgas?